lunes, 1 de octubre de 2018

Presuponiendo

La imagen puede contener: montaña, cielo, exterior y naturaleza


En las afueras del Tibet, las grandes montañas se erigían imponentes, majestuosas. Los antiguos monasterios se sucedían entre sí, escalonándose entre los picos nevados. En uno de ellos, el más antiguo y alejado, un joven de nombre Ivan se encontraba atravesando el final de su peregrinación. Había caminado, trepado y escalado enormes distancias, para poder encontrar a un maestro espiritual que le diera las respuestas a sus preguntas.

- Maestro - dijo al centenario hombre – he venido hasta este lugar para poder encontrar respuestas.
- Te escucho jovencito – dijo el anciano que apenas abría los ojos para verlo.
- En estos últimos tiempos me he sentido traicionado…
- Continúa, deja que tu corazón sea el que hable, sin que intervenga tu mente.
- Mis amigos me han traicionado, mis compañeros de trabajo, mis jefes y mi ex esposa… todos y cada uno de ellos me han jugado malas pasadas – con lágrimas en los ojos – y eso me quita el sueño.
- ¿Por qué crees que eso no te deja dormir?
- Porque yo confié en ellos, yo los ayudé, estuve cuando me necesitaron, y sin embargo… me han traicionado de una u otra manera vil mente.

El anciano pensó poco, espero un tiempo prudencial y dijo mucho.

- ¿Cuál es tu verdadera pregunta?
- ¿Qué debo hacer con esas personas?
- Mira – dijo mientras se acomodaba las mantas que lo cubrían – el gran problema de las personas es que creen conocer al otro, y no se dan cuenta de que uno solo puede conocer, con mucho trabajo, lo que hay dentro de uno mismo.
- Pero…
- Te sientes traicionado porque crees que las personas que te rodean y rodeaban hicieron algo que no creíste que harían, porque creíste conocerlas… gran error.
- Tiene razón maestro.
- Entonces, jovencito, necesariamente debes aprender que nunca terminarás de conocer a alguien, por ende todo lo que haga debe sorprenderte, ni para bien, ni para mal… solo debe sorprenderte.
- Pero no es fácil actuar de esa manera.
- Claro que no – dijo mientras se incorporaba con lentitud – pero es la única manera de evitar el sufrimiento que nos causamos en relación al accionar de las demás personas.
- Es muy cierto.
- Ahora si me disculpas, estoy por perderme mi programa de televisión.
- Pero maestro, creí que usted vivía alejado de todo lujo y distracción.
- Tu camino hacia el no presuponer comienza ahora mismo Iván…

- Alan Spinelli Kralj -